Google Pixel 7, análisis

Tras la ya pertinente renovación anual de los abanderados de Android, el Google Pixel 7 pasa por nuestra mesa de análisis para demostrar todo lo que tiene que decir. Y es mucho, en todos los ámbitos: Google demuestra que su currículum como fabricante es ya tan completo como representativo; por más que tenga alguna ligera mancha.

Estamos tan acostumbrados a que los fabricantes de móviles renueven cada año sus catálogos, que resulta muy difícil seguirle la pista a toda su genealogía. En el caso de Google no es tan complicado, ya que ha ido tomando una estrategia paralela a la de Apple; sin disparar en exceso los precios (al menos no tanto). Como ocurrió el año pasado, el Google Pixel 7 subraya su potencial de gama alta sin que el precio sea desorbitado.

Google Pixel 7

El Google Pixel 7 es un teléfono que se siente premium en la mano, también asalta la vista con su innegable atractivo. Mantiene la línea de diseño impuesto por los dispositivos de la empresa con líneas muy suavizadas, ausencia de aristas, los colores pastel destacan la categoría del teléfono y la banda trasera de la cámara ofrece el toque de distinción que necesita el Pixel 7 para ser un Pixel.

El metal de los bordes de la pantalla se “engancha” ligeramente al deslizar el dedo. Es algo molestia y afea el excelente acabado del Pixel 7

El cuerpo de metal derrocha robustez, solidez y la citada sensación premium. Google ha reducido las dimensiones del teléfono logrando que sea mucho más manejable: no se aprecia tan ancho; lo que permite un mejor agarre, sobre todo para los que tienen manos algo pequeñas (aparenta ser algo alargado). No puedo decir que sea un móvil contenido o pequeño, pero, al menos, sí que no muestra exagerado en tamaño. Que ya es mucho.

Google Pixel 7

Google sorprendió con la banda trasera para el módulo fotográfico de los Pixel 6. Fruto de esa innovación, el Pixel 7 la mantiene con idénticas dimensiones y grosor, aunque con una clara diferencia: toda la superficie es de metal a excepción del área de los objetivos. A priori, esto me parece un acierto; no en vano el cristal de ese área se raya con demasiada facilidad (mi Pixel 6 tiene un arañazo muy marcado). El móvil no tambalea sobre la mesa al quedar apoyado en la cara trasera. Y sí puede ser problemático para quienes utilicen mandos de juego anclados al móvil, como es el caso del Razer Kishi: la banda de objetivos impide sujetar el mando al Pixel 7.

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